09 junio, 2011

Entrevista a Brenda en la revista ¡HOLA!

Al final pudimos conseguir la entrevista, y bueno, lo deuda es deuda; aquí la tienen:

–¿Estás por lanzar un disco propio?

–Sí, estoy componiendo varias canciones. Hace poco monté un miniestudio de grabación en mi casa y estoy buscando sonidos nuevos. Creo que la gente conoce muy poco de mí, porque siempre me han visto en un personaje y me gustaría mostrarme lejos de los estereotipos de una cantante de canciones para adolescentes, como las de Patito feo.

–¿Qué te inspira para escribir?

–Me conmueven muchas cosas. La última canción que escribí fue en un hotel en Catanzaro, Italia, mirando el mar desde mi habitación. Seguramente no va a ser un hitazo, pero habla de mis propias incertidumbres como artista. También me gusta escribirle al amor, pero no quiero hacer el típico tema “él me dejó y yo le dije que no vuelva nunca más”. Me gustaría hacer algo más comprometido.

–¿Los momentos de tristeza son terreno fértil para componer?

–Cuando estás muy arriba, por lo general, sos menos permeable a las emociones y a la conexión con sentimientos más verdaderos. Cuando estás triste, tocás determinadas cuerdas que te hacen explorar más profundamente tu interior y tenés menos vergüenza de mostrar lo que te pasa. En este momento quiero que mi carrera tenga mi propia identidad. Por eso busco contar cosas que tengan que ver conmigo, con mi realidad, con el mundo en el que vivo.

–Cuando terminó Patito feo, ¿fue una elección personal alejarte un poco de la televisión?

–La verdad es que tuve muchas ofertas para hacer programas similares, pero quiero evitar encasillarme.

–¿No tuviste miedo de que se olvidaran de vos?

–¡No! Siempre trabajé como actriz porque quise. Yo nunca trabajé para mantener a mi familia. Es decir que siempre tuve la opción de dejar de actuar si no me sentía a gusto. De hecho, el último año de colegio elegí no trabajar para poder irme de viaje de egresados con mis compañeros. ¿De qué me sirve ser famosa si quemé etapas de mi vida? Era necesario parar un poco y ponerme a pensar. ¿Qué quiero hacer? ¿Quiero hacer cine? ¿Quiero sacar un disco? Y en mi disco, ¿qué quiero contar? La fórmula para hacerse famoso es muy fácil porque la televisión es muy generosa. Yo prefiero hacer un disco que les guste a mi familia y a mis amigos y, si nadie quiere ponerlo en la radio, lo escucho en mi casa.


–Demasiado utópico, ¿no? Se supone que cantás para que te escuchen y actuás para que te vean…


–Obviamente. Ahora estoy analizando una propuesta para hacer una novela en México durante un año, pero ahí voy a hablar desde un personaje. Seguramente me toque hacer la chica rica o la loca malvada, pero mi búsqueda en la música es más personal. Yo sé qué tengo que hacer para estar en la radio, pero lo copado es captar la atención del público asumiendo otros riesgos. Me siento muy inexperta en todo y me faltan aprender muchísimas cosas de la vida, pero agradezco la familia que tengo, porque todo el tiempo me dieron lugar para la duda y la incertidumbre.

–Brenda, empezaste a trabajar en televisión a los 11 años. ¿Cuál fue tu cable a tierra para no creértela?

–Suelo ser bastante insegura y por eso siempre necesité tener a mi familia muy cerca. La educación que me dieron es fundamental para tener los pies sobre la tierra. Siento que soy una bendecida por tener los padres que tengo. Pensá que yo estaba haciendo giras por Latinoamérica con 100 mil entradas vendidas y, cuando estaba en mi casa, ordenaba mi cuarto y levantaba la mesa como cualquier chica de mi edad.

–Pero la mirada del otro cambia…


–Eso es puro prejuicio. Yo entro a un lugar o a una fiesta y me miran raro, pero soy igual a cualquier persona. No tenés que tratarme diferente. Soy muy tímida y muchas veces eso se confunde, creen que soy antipática. Pero dame media hora de charla y te vas a dar cuenta de cómo soy realmente.

–¿Tus padres siempre te apoyaron en tus ganas de ser actriz?

–Mi papá odia la exposición. Si me presenté en el casting de Cantaniños fue porque le exprimí la cabeza a mi mamá para que me llevara. Igualmente, ella me decía: “No te hagas ilusiones, tal vez nunca te llamen”. Cuando se dieron cuenta de que esto me hacía feliz, me dieron su apoyo. Mi viejo me dice siempre: “Bren, vos no tenés la obligación de estar en la tele. Cuando deje de hacerte feliz, chau. ¡Viví, viví!”, es su gran consejo.

–Siempre suele hablarse de lo compleja que es la relación madre-hija...

–Mi mamá siempre me acompañó. Pero en el último período de mi gira por Italia, estuve sola. De hecho, ahora tengo el proyecto de irme a vivir sola y mis padres me apoyan a full. Es necesario desprenderse y soltar la mano de los padres para poner a prueba todo lo que uno aprendió. Esto es algo que hablé mucho con mi terapeuta.

–¿Te seguís analizando?


–Después de los dos meses de gira, ahora voy a retomar. Es un espacio de desahogo, un lugar donde puedo hablar sin ningún tipo de pudores, donde no hay reglas sociales ni morales y donde puedo largar todo para no enloquecer. Estoy todo el tiempo a mil, con la cabeza que no me para. ¿Sabés una cosa? Yo hablo mucho sola en voz alta porque me sirve para escucharme y entenderme.


–¿Cómo manejás la competencia que existe con otras actrices?

–Mi lema es: “Para brillar, no necesito que nadie esté a oscuras”. No necesito competir con nadie, porque cada uno tiene su luz propia. Es una pérdida de energía entrar en competencia.

–¿Y cómo te llevás con tu imagen, con el cuidado del cuerpo?

–¿Te confieso algo? La última semana que estuve en Italia, me comí una pizza entera por día. Obvio que me miro al espejo y me gusta verme linda, pero si alguna vez estoy más gordita no me molestaría que me lo digan. De hecho, en diciembre del año pasado, tenía siete kilos arriba de mi peso y yo me veía linda igual. Yo soy mini: mido 1,60 y peso 45 kilos y, si me quejara, sería una idiota. Tuve algunas amigas y conocidas con problemas de bulimia y anorexia y aprendí mucho al verlas. Siempre trato de ser natural, vivo de una manera relajada, y no trato de pasar por alguien que no soy. Por eso, el año pasado cuando empecé a salir con Carlos Tévez tampoco me quise poner a desmentir un montón de cosas que se decían.

–¿Como cuáles?

–Algunas cosas irrelevantes e insólitas acerca del gran amor que estábamos viviendo. Hubiera sido muy tonto de mi parte salir a desmentirlas.

–Decime la verdad, ¿nunca imaginaste la gran conmoción que iba a generar tu romance con Carlos?


–No tanto. No soy hipócrita y sé que él es una persona súper conocida en todo el mundo. Era casi lógico que fueran a hablar de nuestra historia de amor, pero creo que todo se tornó muy sensacionalista. Ahí fue cuando empezó a no gustarme. Cuando comenzaron a decir que Carlos había comprado la casa donde yo vivía con mi familia… ¡Pobre mi papá, que tuvo que bancarse que estuvieran diciendo que estamos viviendo como si fuéramos ocupas!

–¿Cómo viviste esa situación?

–Estaba en el exterior. Llamé a mi papá y le pregunté si era cierto que había salido a hablar. “Perdoname, Bren, pero se metieron con algo muy preciado como mi familia y no podía quedarme de brazos cruzados”, me dijo. Obvio que lo entendí y le pedí perdón, porque me dio vergüenza haberlo metido en algo así. ¡Mi abuela me llamó llorando! Eso fue muy fuerte… Quiero que la gente me conozca y sepa que no tengo el perfil de mujer a quien le divierten los escándalos. Yo salí con Carlos, que es futbolista, pero no por eso soy botinera. Muchas veces aclarar es oscurecer y con el tiempo voy a demostrar cómo soy.

–¿La relación con Carlos se terminó porque se acabó el amor o también por todos esos comentarios?

–No. Con Carlos siempre fuimos muy cerrados y nunca dejamos que el afuera afectara nuestra relación. También dijeron que mi mamá no lo quería y ése fue el único momento en que yo salí a aclarar, porque no me pareció justo para él. En realidad, nos separamos porque yo estoy muy metida con mi carrera. Carlos jamás me pidió que dejara mi profesión. Simplemente, dejamos que sea lo que tenga que ser porque estábamos sufriendo.

–¿Es cierto que cortaron por teléfono?

–No. Yo estaba en Catania y él viajó hasta ahí. Hablamos mucho. “Mirá, mi amor, está todo bien, pero no tiene sentido que la estemos pasando mal por estar tanto tiempo separados”, le dije. Y, con todo el dolor del alma, nos dejamos.

–¿Nunca pensaste en dejar tu carrera para disfrutar de tu noviazgo con Tévez?

–¡Jamás! El año pasado trabajaba toda la semana, diez horas por día. Pero el viernes a la noche me tomaba un vuelo directo a Londres para estar con Carlos. Llegaba el sábado al mediodía y, unas horas después, el domingo a la tarde, me volvía a Buenos Aires para grabar. ¡Era una locura!

–¿Carlos nunca te pidió que dejaras tu profesión para acompañarlo?

–El sabe qué tipo de mujer soy, cómo pienso con respecto a mi trabajo y lo que significa para mí. Hubiera sido muy fácil dejar todo e irme a vivir con él, ¿no? Pero la verdad es que a Carlos jamás se le ocurrió pedirme eso. ¡Por eso lo amo! Yo quiero que Carlos sea feliz porque lo amo de verdad. Siento que aprendí mucho de él, es una persona excelente. Todos los días me sorprendía con sus demostraciones de amor. Todas las mañanas me mandaba un mensajito para desearme buenos días. Es una persona muy atenta y así éramos los dos: todo el tiempo nos demostrábamos el amor que nos teníamos.

–¿No es contradictorio terminar una relación cuando todavía hay tanto amor?

–Pero es que, en algún punto, esta relación se había vuelto dolorosa para los dos. Fue una decisión que dolió, pero que está bien. Nos separamos hace un mes y medio y yo siento que es para mejor.

–¿Quiénes son tus pilares en este momento?

–Mi familia y mis amigas, que me están ayudando. En medio de la tristeza, me cuesta ver la lucecita al final del túnel. Así como nunca pensé que me iba a cruzar con Carlos, tampoco sé si me voy a casar a los 45 años, si voy a tener tres hijos o si voy a terminar casándome con él… Lo único que sé es que quiero ser feliz y disfrutar de mis afectos. Por eso también decidí separarme de Carlos. Me enamoré, pero mi carrera es muy importante, y él lo sabe. Separarnos fue un gran acto de amor.

–¿Cómo manejaste la exposición internacional que te dio tu noviazgo con Tevez?


–Yo prefiero ser un 7 en popularidad por mi carrera que un 10 por estar de novia con un futbolista. Pero nunca me presentaron como “la novia de Carlos Tevez”, siempre hablaron de mí como “la actriz” o “la ex Patito feo”. La verdad es que no la pasé muy bien al encontrarme con un fotógrafo cada vez que salíamos a pasear, pero entiendo que un “romance inesperado” siempre vende y éste era inesperado por excelencia.

–¿Qué lo volvía tan llamativo?

–Encontrarnos no fue extraño, porque tenemos amigos en común. Pero yo siempre dije que jamás me iba a poner de novia con un futbolista y, al final, me terminé enamorando profundamente. ¡¿What?! ¿Qué me está pasando? (risas)
–¿Qué fue lo que te enamoró de Carlos?
–¡Sus ojos, su ternura! Es una persona excelente y, cuando nos vimos por primera vez, fue… ¡wow! ¡¿Quién sos?! Y desde ahí no dejamos de hablarnos nunca más. Fue una historia lindísima y la guardo en un gran lugar de mi corazón.

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